Una de las gracias más grandes de nuestro Hogar, es que la beneficencia se extiende también a todos los que nos ayudan, especialmente a los voluntarios. Necesitamos ayuda, ciertamente. Y en los voluntarios tenemos cientos de comprobaciones por sus mismos testimonios de la verdad evangélica de que: “hay más alegría en dar que en recibir” (Hch 20,35). Hay diferentes modos de ayudar: ayuda espiritual en unión de oraciones, ayuda económica (dinero, donaciones de diversos tipos, etc.), y, muy especialmente, el voluntariado asistencial: trabajando directamente por un tiempo por los chicos y con los chicos del Hogar. Esa experiencia del Hogar es inolvidable. Tenemos algunos videos de personas que han querido compartir su testimonio.
Muchos han encontrado así un nuevo sentido a sus vidas y un mayor valor de la persona humana… muchos encontraron a Dios o profundizaron su relación con Él. Más o menos conscientemente todos encuentran a Cristo en estas personas necesitados como dice el Señor: “Mirad que soy yo”.
Si está interesado en ser voluntario, puede comunicarse a:
Es una obra de misericordia del Instituto del Verbo Encarnado destinada a ayudar a personas con discapacidad que no tienen dónde vivir si no es con nosotros.
Cubillos 3305, Rama Caída, San Rafael, Mendoza, CP 5600
Son almas puras de Dios que con sus sufrimientos realizan lo que enseñaba San Luis Orione: son “Pararrayos de Dios” para que la Ira Divina, aplacada por su silencioso ofrecimiento, no se vuelque sobre la humanidad descarriada, pero también “imán de gracias” para el mundo necesitado.
Su gran misión, por tanto, es rezar y ofrecer por nosotros. ¿Quieres pedirles oraciones?